
105 estudiantes de 1º y 2º de Bachillerato del Colegio El Prado de Madrid han viajado a Yamoussoukro para colaborar en la construcción de infraestructuras comunitarias y participar en un programa de nutrición infantil. Un voluntariado internacional que ha unido a dos mundos con un mismo objetivo: construir futuro.
Entre junio y julio, los voluntarios han trabajado junto a la comunidad de Attiegouakro en la construcción de una iglesia y un mercado local, fundamentales para el desarrollo social de la zona.
Además, han colaborado en un programa de nutrición infantil que busca mejorar la salud y el crecimiento de los niños en edad temprana.
«Lo primero que ves del voluntariado es el golpe de realidad. Sabes que existe la probreza, y hasta que no lo experimentas no terminas de entender qué implica no tener nada. Además, las jornadas de trabajo tan duras te unen al resto de voluntarios y te pone foco a las cosas verdaderamente importantes», comentaba uno de los jóvenes voluntarios.
Costa de Marfil ha supuesto para estos estudiantes su primera inmersión en África, marcada por el trabajo en equipo, el compromiso con el desarrollo local y una experiencia de vida inolvidable.