22/03/2021

«Me enseñaron a ver la vida con otros ojos y a valorar lo que tengo», Rocky, voluntario con discapacidad

Aunque Sylvester Stallone interpretara a Rocky Balboa durante más de viente año, en Cooperación Internacional tenemos a nuestro propio Rocky, en vez de con guantes de boxeo, con una silla de ruedas: Alfredo Cruz.

Desde que empezó en Cooperación Internacional, a Alfredo le pusieron el nombre de Rocky, ¿porqué? Por ser un valiente y un luchador. Rocky es voluntario en el Programa de Liderazgo Social (PLS) en Zaragoza desde hace 7 años. Ayuda en el estudio y en el entrenamiento de fútbol. Hasta aquí, un voluntario normal.

Pero Rocky tiene algo que le hace diferente. Cuando todavía estaba en la barriga de su madre, le detectaron una enfermedad: espina bífida, una dolencia que afecta a la columna vertebral. En su caso, tuvo varias consecuencias y una de ellas fue la falta de movilidad.

No conoce otra realidad y es que, desde pequeño, a pesar de poder andar con muletas, se mueve a todas partes en silla de ruedas. Se ha estado tratando entre Barcelona y Zaragoza, de hospital en hospital: “Ahora tengo que hacer menos visitas al hospital, pero te terminas acostumbrando y se convierte en tu segunda casa; ya entro con una sonrisa. Siempre me han tratado muy bien”.

Sin embargo, para Rocky, nunca ha sido un límite el moverse en silla de ruedas. Nos cuenta que a él le enseñaron a ver las cosas con otros ojos, a asumir lo que uno tiene y valorarlo, por qué “es lo que hay y hay que afrontarlo”. En su ciudad, Zaragoza, se mueve por sus calles como pez en el agua: “Me muevo en el mismo ámbito, conozco el terreno y los obstáculos que me pueda encontrar”. A pesar de su discapacidad, le cuesta estar quieto y por eso solo piensa en las consecuencias después de hacer las cosas, sino no haría nada.

Además, cuenta con el mejor ejército de apoyo: sus padres, los que han tirado de él hacia arriba desde el principio, los monitores de cuando era pequeño y un gran grupo de amigos. Junto a todos ellos, Rocky se enfrenta al día a día como cualquier joven de su edad al que le cuesta levantarse de la cama o recoger su habitación, aunque admite que lo único que se le resiste es la cocina, pero sabe que ganará la batalla.

El Programa de Liderazgo Social fue otro de los grandes impulsos de su vida. En este proyecto trabajamos con niños y niñas en riesgo de exclusión social en Zaragoza. El objetivo es conseguir una formación integral centrada en estudio, voluntariado y deporte. Rocky empezó como voluntario hace 7 años a través de una actividad extra-escolar en su colegio, pero poco a poco fue enamorándose del proyecto.

No tuvo un comienzo sencillo, pero el equipo, capitaneado por Perico Herráiz, le ayudó a cambiar el chip y a ser consciente de todo en lo que podía ayudar. “Me insistían en que dejara la silla a parte y ahí fue cuando me identifiqué por completo con el proyecto, los chavales y los demás voluntarios”, nos contó Rocky.

Sus funciones como voluntario son cuidar del estudio de los mayores y ayudar en los entrenamientos de fútbol sala. Él sabe que lo importante es formar a los chicos y chicas y ayudarles, así nos lo explicaba: “Los resultados son importantes si son importantes para la persona y ahí nos planteamos: ¿cómo podemos ayudarles?”. Pero es consciente de que, para conseguir buenos resultados, tienen que estar todos unidos y trabajar en equipo. Para conseguirlo, trabajan como una pirámide en la que todos tiene que estar motivados, que no pueden bajar la guardia, en la que establecen una relación de apoyo entre los voluntarios y los chavales.

La liga de fútbol sala ha empezado y su meta es que todos disfruten. Los resultados en el campo no han sido los mejores, pero sí que lo han sido en el PLS. “Salimos contentos del campo, aunque perdimos. Las victorias ya llegarán, si llegan. El objetivo lo hemos conseguido. Dentro del campo somos una piña, nos tenemos que apoyar unos a otros” nos cuenta Rocky orgulloso. A pesar de no poder practicar el deporte, sabe que cuenta con sus compañeros, que son un equipo.

Si tuviera que pedir un deseo, este guerrero no cambiaría nada de su vida, con lo bueno y con lo malo, ya que asegura que de todo se aprende. Hace poco leyó una frase con la que se sintió identificado: “Lo difícil se hace, lo imposible se tarda un poco más”.