La gran fiesta del voluntariado promovido por empresas está ya a la vuelta de la esquina. El sábado 21 de octubre, Cooperación Internacional ONG, junto con Atresmedia, organiza el evento de referencia en voluntariado corporativo a nivel nacional: el Día Solidario de las Empresas. Voluntarios de más de 40 compañías pasarán con nosotros esa mañana realizando actividades solidarias con diferentes colectivos vulnerables. Y, al finalizar, en Madrid, nos reuniremos en una comida de puesta en común, que este año cuenta con un colofón estrella: la intervención del profesor Carlos Andreu. Conocido en el ámbito de la empresa por sus motivadoras charlas de formación, que imparte en las más prestigiosas compañías de toda España, actualmente dirige su propia firma de consultoría, formación y desarrollo. Licenciado en Derecho, es Máster en Dirección y Administración de Empresas (MBA) por el IESE y profesor habitual de varias Universidades y Escuelas de Negocios. Además es autor del best seller Del Ataúd a la Cometa (Ed. Planeta) del que se han publicado ya 10 ediciones. Pero, su mayor éxito, ser marido de Alicia y padre de Álvaro, Leyre, Marta, Almudena, Mariola e Inés. Le hemos pedido que nos haga un adelanto de su intervención en el cierre del Día Solidario de las Empresas 2017… y esto es lo que nos ha contado:
-¿Qué le gustaría aportar a los asistentes al Día Solidario 2017?
-Sobre todo, un poco de humor y que pasen un buen rato. Eso en cuanto a las formas. En cuanto al fondo, les quiero transmitir que lo han hecho ese día es más importante de lo que creen. Porque la felicidad está en servir a los demás, en hacer la vida más fácil o más cómoda a alguien.
-Todos corremos un poco el peligro de convertirnos -como usted los denomina- en zombies, de esos que en lugar de aportar energía se la quitan a los demás. (Sobre todo los lunes por la mañana). ¿De dónde podemos sacar las fuerzas para que nuestra actitud vital pase «del ataúd a la cometa»?
-Encontrar las fuerzas es algo que depende de cada uno de nosotros. No hay fórmulas mágicas generales. Cada uno tendrá la suya, pero sin duda pasa por los demás: alegrarle la vida a alguien, ayudar a un colega a hacer algo, hacer sonreír… Debemos buscarlas principalmente en cuatro ámbitos: familia (que nos quiera y a la que queramos), trabajo (que nos ilusione y que nos haga sentir que aportamos), salud (física, mental y espiritual) y amigos (amistades, hobbies).
-Nosotros tenemos la ilusión de llevar esa vida y energía a muchos que la necesitan, como dice nuestro lema #LivingforOthers, pero ¿Por qué nos cuesta tanto ser felices, vivir una vida plena, en un mundo que se supone el mejor de los posibles? Dice que la vida es equilibrio… ¿Qué está desequilibrando la balanza en nuestro mundo?
-Así es. El problema es que tratamos de encontrar la felicidad en nosotros, y no. La felicidad pasa por los demás. Siempre. Esa actitud de servicio hacia los demás es la que nos abrirá las puertas de la felicidad. Pero esos “demás” no hay que buscarlos muy lejos (que también) sino a nuestro lado: nuestra pareja, nuestro colega de despacho, nuestro compañero de viaje en el tren… Buscamos la felicidad en el tener, y en realidad está en el dar.
-El tesoro más preciado hoy en día, además del tiempo, es la «motivación»… Nuestros abuelos no sé si se lo llegaron siquiera a plantear alguna vez… ¿Qué nos ha desinflado?
-Posiblemente el mirar demasiado cerca de nosotros. A nuestros zapatos. Cuentan que en la Edad Media un hombre paseaba por la calle de los Canteros. Allí se encontró con tres personas picando piedra y les preguntó que hacían: uno le dijo que estaba “ganando el jornal”, el siguiente le dijo que “tallando una piedra que fuera perfecta, sin aristas….” y el último le dijo “estoy construyendo una Catedral”. Los tres hacían lo mismo, picar piedra. Pero su actitud era profundamente distinta. Brutalmente distinta. Quizá no nos han enseñado a ver esas Catedrales en nuestro trabajo diario, porque todos, por muy manual o mecánico que sea lo que hacemos, estamos construyendo algo grande. Y sin duda es mucho más motivante construir una Catedral, que “sólo” picar piedra.
–¿Qué papel puede jugar ese hábito de mirar por los demás, y no sólo por uno mismo, a la hora de dar un sentido a nuestra batalla diaria?
-Éxito es saber que la vida de alguien ha transcurrido más fácilmente porque uno ha vivido. Y eso, lo dice todo.
-Dice que la felicidad no está en el «cuando», sino en el «mientras»… ¿por qué nos imaginamos siempre que lo mejor está por llegar? ¿No sabemos descubrir, o no nos conformamos, con lo bueno de cada momento y siempre queremos algo más…o algo diferente?
-No sabemos disfrutar el presente. ¡Y es tan rico! Estamos leyendo esta entrevista y pensando en quince mil cosas que tenemos pendientes. Y eso no puede ser. No estamos aquí, ni ahora. Para colmo la tecnología nos termina de liar más… Y eso nos va limando la posibilidad de ser felices. Siempre queremos más para ser felices (más dinero, más tiempo, más…) y el truco es el contrario: tratar de ser felices con menos, simplemente con lo que tenemos. Con sacarle todo el jugo a esta lectura, con sentir lo cómodos que estamos en esta silla o lo bonito que es el brillo de la pantalla…
-Las emociones negativas duran 140 minutos, las positivas sólo 60… ¿Cómo podemos equilibrar esa diferencia?
-Siendo nosotros positivos, porque si lo somos, nos rodearemos de gente igual y nos retroalimentaremos. ¿Verdad que hay gente con la que estarías toda una vida porque te sientes bien a su lado y otra con la que estás 10 minutos y parece que te han dado una paliza? Pues debemos optar por los primeros. Pero no encontrarás gente positiva hasta que tú no lo seas. ¡A trabajar!
–¿En serio que hay un «complot universal» para que nosotros triunfemos?
-Claro que lo hay, pero hay que trabajarlo. Que las cosas nos vayan bien depende del esfuerzo que le pongamos. Es una locura creer que “por pensar fuerte las cosas” nos van a suceder. No. Hay que dedicarle esfuerzo y además considerar, y a esto se aprende, que cualquier cambio en el camino, aunque nos parezca dramático es simplemente una reorientación. Nos rendimos demasiado fácil. Y así, ni complot, ni triunfo.
¡Nos vemos en el #DSE2017!