Millones de personas en todo el mundo dedican libremente una parte de su tiempo para ayudar a los demás, sin esperar nada a cambio. En Cooperación Internacional intentamos que los jóvenes, y la sociedad en general, puedan conocer y acercarse a las necesidades reales de nuestro entorno a través del voluntariado. Además, les animamos a que tomen parte activa en la transformación social para lograr mejorar la calidad de vida de los más desfavorecidos.
Este modo de ayudar y contribuir socialmente no se limita a unas horas a la semana o al mes, es realmente una actitud ante la vida, un modo de comportarse ante las injusticias sociales. Favorecer esta mentalidad entre los más jóvenes les convierte en personas más capaces, responsables y comprometidas. Cuando somos conscientes de lo que nos rodea y de las necesidades de otros es realmente cuando aprendemos a valorar lo que tenemos. Y en este sentido, nuestros 25 años de experiencia que los chicos y chicas que participan en los proyectos de voluntariado adquieren una serie de competencias y aprendizajes que contribuyen en el desarrollo de su talento.
“Me quedo con haber vivido una experiencia maravillosa y que jamás olvidaré. Ves que el mundo es muy grande y que lo que conocemos en nuestro día a día es solo una pequeña parte. Es una experiencia que te aporta en todos los sentidos y que, en mi caso, me ayudó a crecer como persona. El ver cómo valoran pequeñas cosas y cómo te lo agradecen a poco que hagas es algo que te marca. Aprendes a valorar mucho más todo lo que tienes y a estar agradecido por ello. Te das cuenta de que no hacen falta muchas cosas para ser feliz”, Jesús Eirís, voluntario gallego en el proyecto educativo de RD Congo, tiene 24 años y estudió Terapia Ocupacional en Salamanca.
A lo largo del año, más de 5.500 voluntarios colaboran con Cooperación Internacional en proyectos desarrollados en España y en otros países. El verano es un buen momento para dedicar más tiempo a los que más lo necesitan. Muchos jóvenes saben aprovecharlo al máximo dejando un tiempo para el ocio y otra parte de ese tiempo reservando varias semanas de sus vacaciones para ayudar en el extranjero, tras haber conocido la experiencia del voluntariado en España con diferentes colectivos vulnerables.
Para poder participar en cualquier campo de trabajo fuera, todos los voluntarios han tenido que realizar un curso previo de formación y capacitación para poder desempeñar las tareas previstas en cada proyecto en el extranjero. Resulta imprescindible que cuenten con experiencia en el voluntariado nacional, en su entorno, en sus comunidades, para poder salir fuera, desarrollando una ayuda más eficaz y eficiente contando con los recursos disponibles. Para ayudar, hay que tener ganas de querer hacerlo, pero si no se cuentan con la información y la formación necesaria, no sería posible realizar nuestra labor de voluntariado de un modo óptimo.
«Ver que la gente lo pasa mal o tiene necesidades que yo tengo más que cubiertas es mi fuente de motivación. Ese respingo que noto por dentro cada vez que veo a una persona sin hogar, a un chiquillo sin ropa suficiente, a una madre con su bebé pasando frío… ese saber que estoy sirviéndoles de algo y no soy uno más que pasa y se compadece, es lo que realmente me motiva a emprender esta aventura», joven estudiante de la campaña Painting For Others en Sevilla.
Estos meses de verano, desarrollamos múltiples campos de trabajo en los que unos 300 voluntarios y voluntarias viajaron hasta Marruecos (Tánger, Larache), Portugal (Oporto, Lisboa, Fátima), Italia (Sicilia), Eslovenia (Litija), Perú (Huancavelica), RD Congo (Kinsasa), Filipinas (Manila), India (Bombay). Una forma de aprovechar las vacaciones ayudando a los que más lo necesitan.
A lo largo de estas semanas, algunas de las acciones que desarrollamos en Marruecos con nuestros voluntarios han sido acompañar a los niños del Orfanato La Creche, ofrecer clases de apoyo a 12 niños de la Asociación ningún niño sin techo y, además, estos jóvenes también participaron en tareas de pintura y restauración en el Monasterio de Carmelitas Descalzas, así como en el cuidado de los jardines del recinto.
En Bombay, los voluntarios participaron en el proyecto Football is Life con los niños de los slums y zonas marginales de la India. Por su parte, los 17 jóvenes que se desplazaron a Huancavelica colaboraron en la construcción de viviendas, en el refuerzo educativo en el Orfanato-aldea infantil de San Francisco de Asís, y en el programa de ayuda a las comunidades de Astobamba y Santa Ana.
En Sicilia, hemos puesto en marcha varios campamentos urbanos de verano en el Centro de acogida de niños “La casa di tuuti le genti” y ayudado en la parroquia de San Guiseppe. En Portugal, desarrollamos acciones solidarias con voluntarios en tres ciudades diferentes: en Fátima (con la Santa Casa de la Misericordia, el Centro de Apoio Social do Olival y el Centro de Rehabilitación e Integración CRIF); en Lisboa (con niños desfavorecidos que atienden desde Emergencia Social) y en Oporto (tareas de recuperación de jardín de naranjos de la Sé Catedral, acompañamiento y actividades de ocio con niños), además de otras acciones solidarias.
Entre los voluntarios que todavía se encuentran colaborando en proyectos sociales en el extranjero, están los 7 chicos estudiantes en Filipinas, desarrollando un programa de refuerzo y compensación educativa y realizando actividades deportivas con los menores de Bagong, en Manila.
Una parte importante para la ejecución de estos proyectos de voluntariado es contar con el apoyo de entidades sociales, empresas y particulares que ayudan a financiar estas iniciativas en España y en el extranjero. Durante el pasado año 2017, nuestros proyectos de voluntariado favorecieron a más de 553.000 beneficiarios indirectos ¡Muchas gracias y seguimos contando con este apoyo!
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