“Si tuviera que escoger una palabra que describiera a los senegaleses, sería Teranga. Teranga significa acogida. Significa que no importa el color de tu piel o la lengua que hables, siempre eres bienvenido”, dijo Sara, una de las jóvenes que ha estado en Senegal. Así resumía el país africano en el que ha estado tres semanas haciendo voluntariado.
Desde hace tres años, universitarios del área territorial de Levante, viajan a Senegal durante 3 semanas. Este año han sido 20 jóvenes los que se han desplazado hasta Bignona, en la región de Casamance, al sur del país.
La experiencia en esta zona, hace que el trabajo que desarrollan allí sea muy productivo; les ayuda a conocer de primera mano cuales son sus necesidades más urgentes y a fortalecer una relación de confianza con los habitantes locales.
En Bignona hubo dos tareas fundamentales: la escuela de verano y la atención médica.
La Escuela de Verano consiste en numerosas actividades en el colegio “Sainte Trinité”, el cual, rehabilitamos años anteriores. Los voluntarios dieron clases de español, hicieron repaso, talleres y juegos. También estuvieron en la guardería de Dijkesse.
Con respecto a la atención médica, hicimos consulta en el hospital de Bignona y ayudamos en los servicios de Medicina Interna, Pediatría y Maternidad. Además, los jóvenes visitaron pueblos para pasar consulta médica, como en Kateum-teum, hicieron curas en la escuela y ordenaron medicamentos que habían traído de España, con la ayuda de las voluntarias de Cofares.
Sara nos contaba su experiencia así: “Trabajamos mano a mano con Dolorèse, la directora del colegio de Kadiamor, y disfrutamos de los niños y niñas que venían para compartir su tiempo y su alegría con nosotros. En el hospital también fuimos bien recibidos, y pudimos descubrir en primera persona la vida de los habitantes de Bignona, y compartir con ellos nuestro tiempo. Allí fuimos como unos habitantes más, como ciudadanos y no turistas ni extranjeros”. La voluntaria ha sabido ver más allá de la escuela y del hospital, y apreciar los gestos de los locales. Por eso, afirman que ya se consideran “parte del pueblo”.
El coordinador, Pablo Romero, explicaba que también pasaron tardes improvisadas jugando con los niños, llenos de alegría en la calle al ver a los «toubab», tardes de música (guitarra, violin, palmas, etc.), recogida de mangos con ayuda de los lugareños o haciendo excursiones: al mercado local de Bignona, a Cap Skirring, a Mampalago, a Zinguinchor…
No podemos olvidar que este es un proyecto que no termina en verano. Durante todo el curso, los jóvenes realizan distintas actividades en las que recaudan fondos para poder mandar contenedores con materiales.
Esperamos que muchos más jóvenes puedan seguir ayudando a los senegaleses con su educación y salud. ¡Muchas gracias a todos!