Por tercer año consecutivo, Pablo Varela, coordinador de proyectos en Ourense dentro del Área Territorial de Galicia de la ONG, lidera el proyecto educativo en RD Congo. Junto con un grupo de voluntarios, se encargan de atender y acompañar a los niños del orfanato Kimbondo durante varias semanas en este mes de julio. Recogemos algunos fragmentos de la entrevista realizada por el diario La Voz de Galicia a nuestro compañero.
– ¿Cuál es la labor que realizan en los más de 30 países en los que actúan? Es cierto que el nombre de Cooperación Internacional hace referencia a proyectos fuera de España, que hacemos muchos. Aún así, nuestra actividad está más enfocada hacia España. Inicialmente nos centramos en proyectos extranjeros pero ahora hacemos más trabajos dentro del país. Nosotros, como oenegé, buscamos trabajar por una juventud solidaria, que dedique parte de su tiempo libre a los demás. El lema «Living for others» lo refleja en su totalidad.
– Uno de los objetivos es la sensibilización social, principalmente a la juventud. Actualmente, unos 725 jóvenes se implican de manera estable en sus iniciativas sociales. ¿Cómo se consigue transmitir esta idea? Aunque la apariencia es que los jóvenes tienen una vida un poco independiente y no se preocupan por los demás, sí que está ahí latente. Cualquier joven viene de serie con un chip solidario, lo único que hay que hacer es despertarlo. No hemos encontrado a ningún joven que carezca de esta cualidad: la cuestión es darle un último empujón, saber tocar la tecla adecuada. En algunos casos se produce y surgen cosas preciosas […] En España hacemos muchos proyectos porque la solidaridad está en tu propia casa, no es cuestión de irse a África. Si no son solidarios con su compañero en la clase de matemáticas no van a ser solidarios en grandes proyectos.
– Desde el año 2016 tienen un proyecto en un orfanato del Congo. ¿Qué necesidades cubren allí? La atención sanitaria y la atención alimentaria están cubiertas. Lo que hemos visto es que hay una carencia importante de proyectos educativos. No hay programación ni hay un itinerario pedagógico. Ahí es donde nosotros trabajamos, en dotar a todo ese orfanato de una metodología pedagógica, de que los niños adquieran una serie de hábitos: desde elementales, como no comer en el suelo hasta no hacer sus necesidades en cualquier sitio. Allí realizamos una labor educativa gradual.
-¿Siente que logra el objetivo marcado cada vez que abandona el lugar? Es muy difícil salir porque, en cualquier proyecto solidario, dejarlo siempre es difícil. Y más si son niños tan cariñosos: es algo que puede contigo. Nosotros procuramos decirles que no, que no somos educadores. No vamos allí a darles caramelos; vamos a decirles muchas veces que no para poder formarlos. Aún así ellos se dan cuenta de que ese es el camino correcto para su formación.
-¿Qué objetivo tiene marcado a la vuelta de este viaje? Aquí, en Ourense, tenemos una serie de actividades estables y esporádicas. Estables como los desayunos solidarios, en los que los sábados salimos a la calle a dar un desayuno a la gente que está en la calle. Más que el desayuno es la concienciación de voluntarios que vienen para conocer en primera persona a la gente que está en la calle. Ver que cada uno es diferente y que cada uno tiene su problemática.
Fuente y entrevista completa: La Voz de Galicia