04/10/2017

El Orfanato Kimbondo deja una huella profunda en los voluntarios de Galicia en El Congo

¿Qué pueden tener en común Jesús, Alba, Sonia y Carlos? Las ganas de mejorar la vida de otras personas a través del voluntariado. Este verano, estos cuatro jóvenes se embarcaban en la que sería seguramente la experiencia de sus vidas. Junto a Pablo Varela, coordinador del proyecto desde el Área Territorial de Galicia de Cooperación Internacional ONG, pusieron rumbo a la República Democrática del Congo. Allí les esperaban tres semanas de aprendizaje y trabajo en el Orfanato Kimbondo, donde cientos de niños les recibieron con los brazos abiertos.

Algunos, como es el caso de Alba, ya habían participado en diferentes voluntariados de Cooperación Internacional ONG , y recuerda que “cada uno de ellos fueron muy gratificantes a nivel personal”. Carlos, uno de los más jóvenes, ya había participado en voluntariado internacional en Marruecos, donde estuvo dos semanas. Lo que ninguno había hecho antes era aventurarse en un proyecto en país tan lejano y diferente al nuestro y, que por supuesto, les haría replantearse muchos aspectos de su vida.

Las primeras impresiones fueron parecidas. Sonia recuerda “la sonrisa de los niños y sus brazos tendidos” a pesar de la extrema pobreza que les rodeaba. Jesús, al que los niños entre risas bautizaron como “Cus Cus”, nos cuenta como “al instante te das cuenta de que es un mundo totalmente diferente. Ves cosas que se te quedan grabadas”, comparte. A pesar de ello, la gran hospitalidad y la manera de hacerles sentirse queridos desde el primer momento es algo que sorprendió al joven gallego y le dejó claro que el Orfanato Kimbondo era un lugar muy especial.

El proyecto contaba con diferentes vertientes que buscaban promover la educación a través de actividades como por ejemplo el deporte. El fomento de la higiene entre los niños también supuso una parte importante del trabajo de los voluntarios. La diversión, tampoco faltó, con entretenidas tardes de juegos , siempre con un enfoque educativo.

Pablo, el coordinador, tiene claro que la clave del proyecto es “la implicación personal de cada uno. Buscamos que cada voluntario encuentre su proyecto dentro del proyecto”, explica. Como es el caso de Jesús, graduado en terapia ocupacional que, dada su formación, pudo ayudar a los niños de “Casa Patricks” que cuentan con distintos tipos de discapacidad.

El principal objetivo de nuestra ONG es fomentar la solidaridad entre los más jóvenes, que descubren, a través de nuestros proyectos, los grandes beneficios que el voluntariado aporta a la sociedad y a uno mismo. Sonia, con tan solo 19 años, tiene claro que “las nuevas generaciones son la clave. El cambio debe hacerse desde la raíz”. Pablo, quien compartió con los voluntarios esta aventura, nos cuenta cómo “la filosofía de la ONG se ve reflejada en nuestros voluntarios. Todos los jóvenes vienen «de serie» con un software solidario y sólo necesitan que alguien lo active”.

Cada uno de ellos aprendió durante estas semanas grandes lecciones de vida, como valorar las pequeñas cosas, darse cuenta de que no necesitamos tanto para ser felices o aprender que cuando te entregas a una causa, no puedes esperar nada a cambio.

Pero volver a España, a sus vidas cotidianas, no quiere decir enterrar el recuerdo del voluntariado en un cajón de su memoria.Muchos son los que sienten la necesidad de seguir ayudando, ya sea a miles de kilómetros de distancia, o en su propio barrio. Sonia fue una de ellas. Y no dudó en aventurarse a crear una delegación madrileña de la Asociación «Amigos Orfanato Kimbondo» (https://www.amigosorfanatokimbondo.com) que fundó un grupo de gallegos, especialmente un matrimonio de Ourense, junto con Ismael Hernández, voluntario de Cooperación Internacional ONG que estuvo ocho meses en el Orfanato Kimbondo y falleció recientemente en España, además de contar con Pablo Varela, como parte esencial del proyecto. Las cenizas del voluntario Ismael fueron trasladas hasta Kimbondo y las enterraron allí como reconocimiento a su trabajo y su dedicación incondicional al Orfanato.

Otro de los voluntarios que formaron parte del proyecto es Rafa Martín. Este joven se quedará en el país hasta mayo de 2018, dando continuidad al trabajo desarrollado durante este verano con estos menores. Además, Rafa también es socio fundador de la Asociación, junto con las voluntarias Sonia y Alba. “Me resisto a pensar que el voluntariado se limita a tres semanas», afirma Sonia, quien ahora está decidida a transmitir el espíritu del voluntariado a muchos más jóvenes. Y para el próximo año, estos voluntarios volverán, en los meses de julio y agosto, en dos turnos de cuatro semanas cada uno, para seguir haciendo todo lo posible con su gran labor en el Orfanato.

¡¡Gracias por vuestra labor en este proyecto tan bonito y necesario!!
#Livingforothers