29/08/2019

Después de 20 años, seguimos en Perú

A 3.680 metros sobre el nivel del mar, han estado 17 voluntarios de Sevilla, Cádiz y Córdoba en Huancavelica, Perú.

Tras más de veinte años, los jóvenes del área territorial de Andalucía volvieron a viajar al país andino para hacer una labor solidaria. La experiencia hace que ya conozcan el terreno y a muchas de las personas que les reciben y les atienden.

Sus labores principales fueron construir una casa y realizar distintas actividades en el Club Quinuales.

La construcción de la casa fue un trabajo duro por las características del mismo y por el mal de altura, que paliaron cada mañana con mate de coca, una infusión. La vivienda ya tenía una familia adjudicada, en este caso la de Doña María y Ciriaco, junto a sus 7 hijos. El clan siempre estuvo presente, o ayudando en la obra o jugando con los ladrillos y la arena, los más pequeños.

En el Club Quiniales, organizaron numerosas actividades tanto para divertirse, como de refuerzo escolar. Juegos, torneos de fútbol, manualidades o gymkanas fueron algunos de los talleres que prepararon. También se centraron en el ámbito académico con clases de apoyo. Además, algunos días, los voluntarios contaron con la ayuda de los alumnos de Bachillerato.

Pero no quisieron que su experiencia terminara ahí. Pudieron atender a los 200 niños y niñas del comedor social “La Providencia”, visitaron “Aldeas Infantiles”, en donde se encuentran 50 niños huérfanos, y la residencia de mayores “Santa Teresa Journet”. Además, acudieron al Penal de Huancavelica en dónde estuvieron hablando con los presos y viendo un partido de fútbol.

Los lugareños no quisieron pasar la oportunidad de reconocer el trabajo de los jóvenes. Fueron recibidos en el Ayuntamiento en donde recibió cada uno una chalina, bufanda típica de Huancavelica. Pero los homenajes tuvieron un claro protagonista: Gabriel Moreno. Gabriel falleció el año pasado y su huella en Huancavelica se quedará para siempre. Para homenajear sus 17 años de ayuda en estas tierras, se le nombró “Impulsor del Voluntariado Internacional de Cooperación Internacional” y se le ha puesto su nombre a una calle. De esta manera, la labor de Gabriel permanecerá  en la mente de los huancavelicanos.

“Me sacrificaré del todo por Huancavelica, así está segura”, dice el lema de la villa. Nuestros voluntarios se lo han tomado al pie de la letra y han dado su tiempo por los demás, haciendo de ello una gran experiencia que esperemos, puedan repetir muchos jóvenes durante muchos años.