24/07/2019

30 voluntarios de Cataluña viajan a Kenia en su verano más solidario

El lema de Kenia es “Trabajo comunitario”, Harambee (en suajili),  algo que se ha tomado al pie de la letra un grupo de jóvenes voluntarios del colegio Viaró (Barcelona) que ha viajado al país africano, con Cooperación Internacional, para ayudar en las necesidades de uno de los slums de Nairobi. Durante 15 días, 36 jóvenes han estado en uno de los barrios más pobres de la capital, con una extensión comparable a la de Rumanía y con cerca de 80.000 habitantes.

Los estudiantes han viajado con muchas ganas e ilusión para intentar ayudar lo máximo posible. Este año se centrarán en dos ámbitos: la educación y la construcción de una pista de baloncesto.

Uno de los monitores contaba esto: “Un director de uno de los colegios, ha explicado con orgullo que este curso 4 de sus chicos podrán ir a la universidad. Tras escuchar esto le hemos preguntado cuál era el total de chicos que habían cursado el último año de High School en sus centros. Me ha contestado que 250. Eso significa que tan solo un 1,6% de los chicos que acaban la educación secundaria en el slum pueden ir a la universidad. En Viaró estamos acostumbrados a que el 100% de los chicos que acaban 2º de bachillerato empiecen una carrera al año siguiente”. Con esta frase se demuestra la importancia del cometido de los voluntarios en la educación y la continuidad del proyecto.

La educación es el empeño de Cooperación Internacional, y desde el Área Territorial de Cataluña los voluntarios han dedicado gran parte de su tiempo a dar clases a los más pequeños. Han podido visitar más de 5 colegios y darles clase a unos 900 alumnos. Además, 12 niños tendrán una beca que les permita ir al colegio, como Sam, de 21 años, que dijo: “Espero que en unos años pueda tener un trabajo gracias a vosotros, en el que pueda llevar a mi familia a un lugar mejor y devolver a la sociedad todo lo que me ha dado”.

El haber estado en los colegios les ayudó a ver distintas necesidades. Una de ellas la falta de sillas y mesas, así que construyeron más de 20. Otro de los inconvenientes que se presentó fue la falta de luz en una de las escuelas. Lo que se les ocurrió fue cambiar los techos por placas transparentes que pudieran dejar pasar la luz natural. Esto les facilitaría a la hora de dar clases.

El otro cometido sería la creación de una pista de baloncesto en el Eastland College, en el que se imparte formación profesional como ciclos de mecánica. Además, visitaron a personas con discapacidad y tuvieron la oportunidad de ir a la embajada de España en Nairobi para contar su proyecto.

En este viaje, los jóvenes han podido conocer la realidad de un país del Tercer Mundo totalmente distinta a la que están acostumbrados y sensibilizarse con los que tienen menos. Ha sido una experiencia de la que nunca se van a olvidar.