Teatro, cuentacuentos, manualidades, entregas de regalos, talleres, juegos… Los voluntarios de Cooperación Internacional ONG inventan mil maneras de hacer que La Pajarera del hospital de La Paz de Madrid sea un lugar donde los niños se olviden de que están enfermos. A ello se dedican en cuerpo y alma, junto a los de numerosas entidades, que dedican parte de su tiempo a alegrar la vida a los niños que pasan una temporada ingresados.
Estos voluntarios ofrecieron su testimonio en una jornada celebrada con motivo del 50 aniversario del hospital Materno Infantil La Paz. En una simpática presentación, nuestra voluntaria Sonia Rozas explicó que ella y sus compañeros van todos los días, de martes a sábado, a pasar un rato con los pequeños. “De aquí nos llevamos la alegría de los niños que nos esperan cada semana, sus risas, achuchones... Todo lo que das al niño te lo devuelve con creces. Y además descubres el valor del compromiso y aprendes a trabajar en equipo”, explicó.
Hablando de lo mucho que aportan los niños a los que se ocupan de sus ratos de diversión, recordó una anécdota de uno de 6 años que, el día que recibió la visita de Santa Claus. Le había preparado un pequeño regalito: un llavero de Papá Noel, porque había pensado que “él regala a todo el mundo, pero ¿quién le regala a él?”.
Sonia subrayó la importancia que se da en Cooperación
Internacional ONG a la formación de los voluntarios y explicó que, gracias a la
Fundación Inocente, van a poder desarrollar un plan de formación
teórico-práctica en 10 jornadas, con contenidos básicos de voluntariado, y
específicos sobre el cáncer infantil y funciones del voluntario, inteligencia
emocional, talleres de animación, risoterapia, etc.
Además, agradeció el trabajo de coordinación de los
voluntarios de Teresa Martín, desde Cooperación Internacional ONG: “Gracias Teresa,
por tu cariño, compromiso con todos nosotros, proactividad y presencia
constante”, dijo. Y también dio las gracias a la coordinadora del voluntariado de La Pajarera, María Román:
“Ella nos ha visto crecer, porque cuando llegamos aquí éramos casi unos niños.
Hemos ido de su mano en el crecimiento como voluntarios y en ese camino ha sido como una segunda madre”, contó.
Y recogió las palabras de un niño de 16 años de los que
acompañan por las tardes: “Para mí la Pajarera es una buena forma de olvidar y
distraerse de los problemas o angustias y por eso agradezco a los voluntarios y
a María el buen trabajo que hacen cada día”.
Entre otras entidades, intervinieron también voluntarios de
organizaciones como Cáritas, que lleva 20 años en La Pajarera; Make a Wish, que
trabajan para que los niños consigan, con ilusión y proactividad, alcanzar
aquello con lo que sueñan; o la Fundación Blas Méndez Ponce, que lleva a los niños enfermos oncológicos de
viaje, para normalizar su vida al máximo. “Cuando me voy con ellos, no me
siento enfermo, nadie te mira porque estás calvo, porque tomas medicinas o
porque no puedes correr”, dice uno de los niños que participa de sus planes de
ocio.
¡Gracias y enhorabuena a todos los que lo hacéis posible!
Más información: voluntariado@ciong.org